MIS MANOS (Poema) del poemario Shuraya 20












MIS MANOS

Manos mías, viajeras en  el tiempo
Hacedoras de rosa y clavel,
Sudorosas del trabajo y de la pena
Portadoras de los diez valores
Que amaran y desatan nudos y correas,
Donde cada dedo tiene su faena.
Sabedor del bien, papel que determina,
Y el rol que a diario enfrenta.
El pulgar, ese gordo y feo fija,
La fuerza que amarra y sujeta
El arado que, sin el nada germina.
Índice bendito, que señalas el camino                            
Por donde navegan nuestros sueños,
El medio, sin ti carecería del abrazo
Largo y fuerte que anida,
El calor de la esperanza.
Anular con alta estima, halada compañera.
Meñique, pequeño gigante que cierra la fuerza
Y la medida sin achicarse.
Mano mía que limpias la frente sudorosa
Emergiendo agotado del trabajo,
Mano amiga que infundes confianza y firmeza,
Suave mano que acaricias el ámbar,
Tersa piel di mi amada compañera.
El beso que flota viajero en el espacio
El adiós, hasta pronto cadencioso.
A ti mano temblorosa y atrofiada,
Por el cansancio del tiempo y el  trabajo
A ti te canto, que en las horas fatigadas de mi pena
En esas horas inmensas de faena, jamás,
Nunca se mancharon en el fango del desprecio,
Jamás se alzaron para verter sangre inocente,
A esas les canto y las venero, las que al juntarse
Hicieron una plegaria de piedad y
Limpiaron las lágrimas de mansedumbre.
Esas manos que ligeras fueron,
A socorrer al desvalido, al de cansado animo,
Al ahogado en el mar de la miseria,
Y por que no, enseñarle al rico el camino,
Que conduce a la fuente de aguas cristalinas.
Estas manos que con gallardía escriben
Lo que para otros es vergüenza, es hastío,
Para muchos es pereza, apatía, bagatela,
Para ti manitas que de tarde en tarde
Abres y cierras la cripta del recuerdo,
donde duermen,
Tus hermanos y muy pronto la mía,
Para cerrar con anillo de diamantes.
Manos mías que me dieron seguridad en lo andado
Y rebuscaron el camino en las tinieblas,
Arañando los acantilados del destino,                                                        
Encontrando la luz al final del pasadizo
En lo escabroso del camino recorrido.
Manos santas que descansan en paz,
En paz sobre mi pecho, yerto y frío.

G04112010     
Leo Barona.


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